Casi todos conocemos las principales características del tiempo y, sin embargo, las tenemos medio olvidadas. Debemos tener siempre presente que el tiempo cumple con las 4 «I».
El tiempo es:
– Imprescindible: ninguna acción puede realizarse sin tiempo.
– Insustituible: el valor tiempo no puede sustituirse por ningún otro (aunque digan que el tiempo es oro)
– Inexorable: el tiempo pasa sí o sí y no hay nada que podamos hacer para detenerlo (a no ser que seas el Dr. Strange).
– Inelástico: no tenemos forma de alargarlo o acortarlo (para bien o para mal).
Y, sin embargo,el tiempo es un concepto totalmente subjetivo.
Además, como de costumbre, la ley de Murphy no nos falla nunca, con lo que todo lleva nos mucho más tiempo de lo esperado.
Así pues, si queremos aprovechar nuestro tiempo al máximo, debemos saber a qué lo destinamos.
Este es el primer paso para saber organizarse, conocer nuestro punto de partida.
Para organizarnos bien debemos conocer:
– Nuestro volumen de trabajo
– El tiempo que disponemos para llevarlo a cabo
Por lo que debemos organizarnos bien:
– Planificando nuestro trabajo
– Programando nuestro tiempo
Para ello, debemos aplicar la regla de las 3 «E»:
– Eficiencia: Realizar el mejor trabajo con los menores recursos y tiempo posibles.
– Eficacia: Eficacia + resultados (cumplir con los objetivos)
– Efectividad: E+E + un entorno favorable
Conocer nuestros objetivos es la clave para establecer correctamente nuestras prioridades.
En conclusión, como siempre, la premisa es «don’t work hard, work smart«.
Deja una respuesta